To eat or not to eat – Encuentro en Hungria

Buenas a todos

Aqui os adjuntamos el diario del encuentro que se realizao en hungria dentro del proyecto To eat or not to eat que la orgnaización esta realizando.

Ideas, aventuras, aprendizaje, talleres, actividades, etc, todo lo que nuestras compañeras vivieron.

 

TO EAT OR NOT TO EAT      

Gardony. Hungría. 30/04/14 – 4/05/14

Participante: Lorena Arcos Palacios

 

He aprendido

Los usos del saúco y del carrizo en Hungría.

El funcionamiento de las familias de abejas.

El cultivo de fresas en clima continental.

El folclore húngaro: canciones y bailes.

Que el clima no es tan duro como pensaba; de hecho es bastante parecido al del norte de España.

 

Hemos hecho

Taller de pancakes: con la masa ya hecha una persona de cada organización fue a la cocina y echó un poco de masa en la sartén y la cocinó hasta conseguir una especie de crepe (que más tarde nos comimos con mermelada).

Taller de especias y mermeladas: con el olfato y el gusto tuvimos que reconocer las diferentes plantas aromáticas utilizadas en la cocina húngara que estaban secas y guardadas en tarros de cristal. También se hizo lo mismo pero probando las mermeladas. Luego anotamos todo en un papel para que nos lo corrigieran las lugareñas. Aunque no se dieron los resultados correctos.

Visita a granja ecológica: visita por los aledaños de la finca y a la zona de producción de miel, dentro de la casa.

Taller de queso: la chica nos explicó oralmente cómo hacía el queso, degustamos los diferentes quesos que hacía, ya que estaba comenzando en el negocio. Luego nos dieron un trozo de queso fresco que tuvimos que trocear y meter en un tarro con aceite y olivas sin hueso (nos llevamos el tarro a casa).

Taller de saúco: una productora ecológica de mermelada de saúco nos explicó cómo la hacía y luego nos explicó cómo hacer un almíbar donde macerar flores de saúco y limones para hacer el sirope de saúco. Tras las explicaciones estuvimos cortando limones en rodajas y echándolas junto con las flores de saúco en el almíbar. Se removió y se dejó macerar hasta el siguiente día que se probó.

Visita a bodega: nos explicaron cómo hacían el vino y degustamos pálinka y luego pasamos a una sala donde nos colocaron en una gran mesa para cenar a la vez que degustábamos 5 tipos diferentes de vino.

Visita a finca de fresas: nos explicaron cómo producían las fresas y los cultivos rotativos tras el aprovechamiento del fresal. También nos explicaron cómo las comercializaban. Compramos fresas para el taller de mermelada.

Taller de mermelada: se trocearon las fresas compradas en la finca y se pusieron a cocer junto con el azúcar. Tras unas 2 horas cociendo y removiendo se embotó (nos llevamos un tarrito de mermelada a casa).

Taller de decoración de galletas: la encargada de este taller llevó galletas hechas y cada uno cogimos 4. Hicimos una mezcla de clara de huevo, limón y azúcar glass, la metimos en una bolsita usada como manga pastelera y decoramos las galletas. Por encima.

Evaluación: cada grupo se presentó y luego estuvimos rellenando los cuestionarios de evaluación.

 

Lo más significativo

La hospitalidad húngara, cuando se trata de grupos organizados.

La organización y el cumplimiento de los horarios.

Los dulces

La utilización de la madera para todo tipo de construcciones y aperos. Para ello la cultivan.

El aprovechamiento de todos los materiales orgánicos, ya que cada zona ajardinada municipal está acolchada con restos orgánicos triturados.

 

Nuevas ideas

-Comercialización de productos locales mediante ventas menores (las mujeres del coro “vendían” las mermeladas que elaboraban mediante la venta de tikets para verlas cantar y regalaban un tarro de mermelada.)

-Para conocer y calcular la producción de miel se coloca una colmena sobre una romana y cada día se anota la variación de peso.

-Creación de charcas naturales colocando un lecho de arcillas, para abrevadero del ganado.

-Utilizar el carrizo para hacer un entramado y colocarlo de capa para tejados de chozas.

-Creación de una empresa de producción de fresas.

 

Resumen en general del encuentro

El primer día nos llevaron a dar una vuelta por Gardony montados en coches de caballos hasta llegar a una especie de área recreativa municipal donde nos recibió un coro de mujeres cantando canciones folclóricas. Luego el Alcalde nos dio la bienvenida y fuimos al comedor donde hicimos dos actividades con las mujeres del coro y los músicos: una de cocinar unas pancakes típicas húngaras y otra la de reconocer hierbas, especias y mermeladas mediante el olfato y el gusto.

Tras la comida, preparada por el grupo de música folclórica, estuvimos tocando, cantando y bailando todos juntos hasta que nos despedimos para ir a visitar una granja ecológica cercana. Allí, el dueño nos mostró una estación de anillamiento, la sostenibilidad en el uso de los prados donde pastan sus reses y las plantas y animales que forman parte de su ecosistema rural. Nos mostró su explotación melífera y la producción de compost.

Tras la jornada organizada fuimos a dar una vuelta por la feria de productos tradicionales húngaros que se celebraba a la vez que el encuentro, donde pudimos degustar quesos, licores, dulces y comidas típicas. También estuvimos viendo diferentes conciertos de música húngara de diferentes estilos.

El segundo día conocimos  Chesnut Garden, donde acudimos para hacer dos talleres: un taller de degustación-aliño de quesos y otro de elaboración de sirope de saúco. Durante la mañana pudimos conocer el lugar que es como una especie de centro social autogestionado con diferentes espacios para compartir, como: sala de lactancia, sala de esoterismo, sala de meditación, sala de juegos…y también donde la gente acude para hacer manualidades, jugar, bailar, coser, compartir conocimientos, etc.

Fuimos a comer a un restaurante típico (gulash) y en el tiempo libre que tuvimos tras la comida intentamos visitar la fábrica local de palinka, cosa que no pudimos hacer, pues no hablaban inglés en las visitas guiadas turísticas y tampoco dejaban traducir. Por la tarde fuimos a visitar una bodega donde hicimos una cata de 5 vinos y nos dieron de cenar.

El tercer día fuimos por la mañana a visitar una finca de producción local de fresas y allí compramos 20 kilos para elaborar mermelada con ellas. Tras la visita fuimos a Chesnut Garden y allí se hizo el taller de mermelada simultáneamente al taller de decoración de galletas. Luego nos prepararon un pic-nic y comimos allí mismo. Tras la comida tuvimos un poco de tiempo libre para hacer unas compras en la feria y luego fuimos al hotel para hacer la evaluación. Abrimos la evaluación del proyecto con una breve presentación de cada organización y luego estuvimos rellenando los cuestionarios que nos pasaron. Al terminar cenamos en el hotel, recogimos y nos despedimos.

 

Experiencia personal

Personalmente ha sido una experiencia muy positiva, pues he desconectado de la rutina y creo que he logrado aprovechar al máximo el tiempo que teníamos en nuestras manos para conocer la cultura húngara, para saber cómo funcionan allí, para entender las cosas de cada día y sobre todo para disfrutar de cada detalle y aprender. También me ha hecho bien relacionarme con diferentes personas y aprender de ellas.

Por otro lado, en lo que respecta al proyecto, me parece muy interesante, pues en poco tiempo te puedes hacer una idea general del país y sus costumbres, aunque he encontrado que las actividades que hemos hecho han sido muy poco contundentes, ya que casi en todas hacíamos una pequeña parte del proceso. Entiendo que para hacer este tipo de actividades con un grupo tan numeroso sea difícil, pero a mí se me ha quedado corto.

De hecho, en algunas actividades teníamos que esperar muchísimo para que nos tocara hacerlas o incluso a veces se acababan los recursos para todos.

En lo que respecta a los talleres no es que haya aprendido gran cosa. Me hubiera gustado, por ejemplo, hacer queso desde la leche hasta el final o haber hecho alguna comida típica, o haber elaborado nosotros las galletas, haberlas horneado…y al final decorarlas.

También he echado de menos que nos hayan llevado a una finca de producción de hortalizas, ya que forma parte de la base alimentaria húngara, pero sin embargo no hemos tocado nada de agricultura.

A pesar de que casi no he tenido problemas de entendimiento con el inglés, creo que la diferencia de idioma es una barrera para no entender al 100% la cultura de un país, puesto que los húngaros no sabían inglés y el resto de participantes (salvando a los traductores) tampoco y a veces no hemos podido hacer lo que teníamos pensado o no hemos podido preguntar a los lugareños dudas cuando los traductores estaban ocupados, o entendernos con el personal del hotel, o relacionarnos con otros participantes…

 

 

 

To eat or not To eat (Queso fresco de forma tradicional)

Queso fresco sin cuajo

El queso fresco se obtiene por distintos procesos a partir de leche generalmente de vaca pasteurizada, pero también de oveja y cabra. Entre ellos y el que vamos a ver aquí, denominado coagulación ácida que se basaría en añadirle un ácido ya sea cuajo, zumo de limón o bien bacterias de tipo estreptococos. Esto provocará que la lactosa, que es el azúcar que contiene la leche, pase a ser ácido láctico que hace que las proteínas lácteas coagulen transformándose en compuestos más simples que son también mucho más digeribles por el organismo.

Este sería el método tradicional, a nivel industrial también se produce queso fresco por ultrafiltración. La leche se pasaría por una serie de membranas en las cuales quedarían retenidas la grasa y las proteínas. Posteriormente, se añade al envase y se le adiciona el cuajo, con lo que por este método el queso fresco ya se forma en el propio recipiente.

Principales tipos de queso fresco

No se debe confundir o hacer sinónimo al queso fresco con el queso de Burgos, ya que este no es ni mucho menos el único. En nuestro continente sin ir más lejos, encontramos gran variedad de quesos frescos tales como mozarella, quark, queso feta, ricotta o requesón. Pero también los conocidos Villalón, mascarpone o un poco más lejano el cotagge, muy popular en Estados Unidos.

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Valor nutritivo del queso fresco

En la leche existe un noventa por ciento de agua en su composición, reduciéndose el porcentaje al aproximadamente el setenta por cien en el queso fresco, esto hace que se concentren los principios nutritivos que posee la leche en pequeñas porciones.

Destacan formando parte de su composición, proteínas de alto valor biológico, calcio de fácil asimilación pero también minerales como el magnesio, fósforo y vitaminas del grupo A, B y D. Siendo la cantidad de grasa variable en función del tipo de leche y de si se le añade nata y azúcar.

El queso fresco destaca por lo versátil que es en la cocina, su alta capacidad nutritiva, así como por su bajo contenido en grasa en comparación con otros quesos. Además suele ser muy bien aceptado por los niños debido a su sabor suave y poco ácido.

Cómo prepararlo fácilmente en casa

Desde muy antiguo el queso fresco era alimento de pastores y campesinos. Hoy es sencillo encontrar cualquiera de las variedades antes citadas en el lineal del supermercado, disfrutando de gran cantidad de marcas, tamaños y variedades. Pero hacerlo en casa es bien sencillo y gratificante, pues no necesitamos de cuajos especiales ni reposos largos, pudiendo prepararse con o sin molde.

Por eso hoy vamos a ver cómo hacer un pequeño queso fresco casero que os sorprenderá por su textura y sabor, puesto que es bastante distinto al industrial que suele presentar una textura más lisa y algo gelatinosa.

Queso fresco

Para hacerlo vosotros mismos solo necesitaréis de unos ingredientes bien sencillos, un litro de leche fresca pasteurizada, cuarenta y cinco mililitros de zumo de limón y un pellizco de sal. Este que os traigo hoy lo voy a enriquecer con la mitad de un yogur natural y dos cucharadas de nata, que podéis suprimir tranquilamente si no le queréis añadir más grasa que la que trae ya la leche de por sí. Como instrumentos necesitaréis una olla alta, un colador grande, una gasa como las de los pañales de bebé y un bol para recoger el suero.

Comenzaremos calentando el litro de leche que no puede ser de tetra-brick sino fresca pasteurizada, de la que encontráis en las neveras de los supermercados donde los lácteos. A fuego muy lento la iremos calentando hasta que comience a formar pequeñas burbujas alrededor de la olla, en este momento la retiramos y la dejamos reposar unos veinte minutos.

Cuando pase este tiempo añadimos el zumo de limón, el yogur y la nata, revolvemos para integrar los ingredientes y volvemos a dejarlo reposar otros diez minutos.

queso fresco

Llevamos de nuevo la olla al fuego y calentamos a fuego medio hasta que veamos que la leche se corta y se separa en una parte sólida y otra líquida. Añadimos la sal y removemos. Preparamos un colador al que hemos colocado una gasa grande y vertemos la mezcla haciendo un hatillo, escurriendo nuestro queso fresco. Lo dejamos drenando durante treinta minutos como mínimo en la nevera. Podemos darle forma en un recipiente de plástico como por ejemplo una terrina de mantequilla vacía. Cuando coja forma lo pasamos para un plato.

Conservación y consumo

El queso fresco debe de estar siempre refrigerado y en la parte más fría de la nevera, a una temperatura no superior de cuatro grados centígrados. Este tipo de queso posee mucha agua en su composición lo que lo hace blanco fácil de hongos y bacterias. Se debe de consumir por ello rápidamente en unos pocos días.

Cuando lo vayamos a tomar se puede degustar solo o bien como entrante o postre acompañándolo con miel, frutos secos, dulce de membrillo o formando parte de una ensalada. Además lo podemos usar en preparaciones de horno como es el caso de las tartas de queso.

To eat or not to eat – Flan de turron

Flan de Turrón

Ingredientes

  • 1/2 l leche
  • 4 cucharadas soperas azúcar
  • 4 huevos
  • 1 tableta turrón de Jijona
  • azúcar para caramelizar

Preparación

  1. El caramelo se hace directamente en el molde donde se va a cuajar el flan. Para ello se humedece y se añade un poco de azúcar, se pone al fuego y enseguida toma color. Se mueve para que el fondo quede bien cubierto con el caramelo y se reserva. Me gusta dejarlo muy rubito, porque luego se oscurece un poco
  2. Se mezcla la leche, que no esté fría, con los huevos, el resto del azúcar y con el turrón troceado y se pasa todo por la batidora, procurando que no haga espuma. Esta mezcla se pone en la flanera.
  3. El paso siguiente consiste en cuajarlo al baño maría. Se puede hacer en el horno, dejando la flanera en un recipiente con agua y a 180º hasta que esté bien cuajado
  4. Pero yo lo hago en la olla a presión, por eso utilizo como molde una fiambrera que cierra herméticamente: Se pone en la olla, con el agua que cubra hasta la mitad de la flanera, se tapa y se deja 15 minutos con la olla echando vapor.
  5. Cuando se saca de la olla, se quita la tapadera metálica y se cubre con un trapo de cocina húmedo. Una vez que se ha enfriado, se guarda en el frigorífico, cubierto con el trapo húmedo, porque ésto ayuda a que le aflore bien el almíbar a la superficie. Está más rico cuando se hace de un día para otro, y eso es una ventaja para las fechas que se avecinan

To eat or not to eat – Participación Encuentro Hungria

Dos socias de nuestra asociación Lorena y Silvia van a participar a partir del 30 de Abril al 4 de mayo en el segundo encuentro dentro del proyecto Europeo Grundtvig que la asociación tiene aprobado con el nombre To eat or not to eat.

Esperamos que aprendan muchas cosas y que a su regreso nos lo puedan contar todo.

Os adjuntamos lo que van hacer por tierras hungaras:

To Eat or not to Eat program

 

Compass Team

To eat or not To eat (Conservas de forma tradicional)

Cómo elaborar conservas caseras

Desde siempre el hombre ha buscado la forma de conservar los alimentos, de tal manera que en la despensa hubiese algo que echarse al coleto aún en época de escasez. Originalmente puede que éste fuese el único propósito.

El auge de las conservas caseras puede deberse al exceso de producción (materia prima más barata), al aprovechamiento de la cosecha de nuestro pequeño huerto (no todo el mundo lo tiene, y a veces cuesta más el collar que el perro) ó (como yo creo) a la gran satisfacción que proporciona el prepararse uno mismo sus propias conservas.

La elaboración casera de productos, así como su conservación en envases de diferentes materiales, es una tarea tradicional ligada a la gastronomía que se lleva desarrollando desde que el hombre tuvo la necesidad de mejorar su alimentación y de proveerse de reservas para tiempos de escasez. Las vinagretas, las conservas en aceite, pistos, compotas y mermeladas son algunas de las recetas maestras que suelen ser susceptibles de conservación. Sin embargo, si no se toman ciertas medidas preventivas, podemos padecer problemas de salud bastante serios.

La FAO y los organismos nacionales aconsejan No consumir y No preparar conservas caseras de alimentos. Sin embargo, es una práctica tradicional que realizan muchas familias, por lo cual recomendamos los siguientes pasos a la hora de elaborarlas, de manera de disminuir el riesgo para la salud al consumirlas

Las bacterias contaminan fácilmente los alimentos, incluso en envases cerrados herméticamente. Una de esas bacterias es la encargada del botulismo, una enfermedad muy grave que puede provocar la muerte. Afortunadamente, esta bacteria no crece en medios ácidos, con pH inferior a 4,6, ni tampoco a bajas temperaturas, por lo que su refrigeración a menos de 4º C permite destruirla.

La principal amenaza de contaminación de los alimentos es el crecimiento de bacterias, y entre ellas la estrella en las conservas caseras es Clostridium botulinum. Esta bacteria posee una toxina que causa la enfermedad conocida como botulismo, que puede causar la muerte.

Este microorganismo tiene la característica de crecer sin la presencia de oxígeno (anaerobia) por eso su proliferación es favorable en envases cerrados, y posee una forma (estructura) de «vida» conocida como espora que resiste altas temperaturas. En este caso, el peligro también reside en que, la conserva no presenta ningún síntoma de alteración. Afortunadamente, tenemos a nuestro favor, que no crece en medios ácidos (con pH inferiores a 4,6) ni a temperaturas de refrigeración (4 ºC). Por tales motivos, se presentan consejos generales para evitar cualquier contaminación bacteriana, y en especial para que el Clostridium botulinum no atente contra nuestra salud.

Para no sufrir sorpresas desagradables a la hora de degustar las deliciosas conservas sólo hay que seguir los siguientes pasos preventivos:

  • Los alimentos deben estar frescos y en perfecto estado. Los vegetales que escojamos deben ser más o menos del mismo tamaño, estar enteros y sin golpes. Deberán estar en su punto justo de maduración, ni verdes ni pasados.
  • Máxima higiene a la hora de tratar los alimentos. Manos limpias, utensilios y tablas impolutas, además de envases desinfectados, enjuagados y bien escurridos.
  • Los mejores recipientes para conservas son los de vidrio. Para esterilizar los utensilios, primero los herviremos durante 15 minutos y luego los escurriremos bien. Deberemos procurar no tocar el interior de los recipientes a la hora de moverlos.
  • Cuando llenemos el envase tendremos que hacerlo de manera uniforme, que cubra adecuadamente los alimentos.
Materia prima: Alimentos
  • Elija alimentos frescos y en estado óptimo.
  • Las verduras y frutas integras y sin golpes ni magulladuras, y de tamaños similares.
  • Los alimentos no deben estar ni muy verdes, al conservarlos pierden parte del sabor y resultarían insípidos, ni muy maduros, al prepararlos se romperían.
  • Los encurtidos se ponen primero en salmuera (sal) para una primera fermentación antes de meterlos en vinagre. Los productos pequeños fermentan antes que los grandes, por eso debe pincharlos con agujas de acero inoxidable, para evitar que la pulpa se ennegrezca.
Las conservas vegetales

Para conservar verduras, tendremos que escaldarlas, ya sean en trozos o enteras. Los vegetales estarán limpios y se deben escaldar por medios kilos en un recipiente con cuatro litros de agua hirviendo y 120 ml. de alcohol o bien zumo de limón. Se rellenan los envases, previamente esterilizados, hasta unos 3 cm. del borde y se cubren con salmuera, lo que evita que se desarrollen bacterias.

Para los encurtidos o vegetales en vinagre, tales como cebollitas, aceitunas y pepinillos, se recurre a vinagre de alcohol o de vino, que constituye el único conservante necesario. Muchas veces es recomendable eliminar el exceso de agua de ciertos vegetales, para lo cual tendremos que dejarlos macerar en sal durante unas horas en la nevera. Para hacer salmuera no hay más que utilizar 20 gramos de sal por cada litro de líquido de cocción escaldado.

Las verduras limpias, enteras o trozadas, se escaldan por tandas de 500 gr. en un recipiente con 4 litros de agua hirviendo, con 120 cc de vinagre de alcohol ó jugo de limón. Luego, se colocan en los envases esterilizados, dejando libres 3 cm. hasta el borde y se rellenan con una salmuera (*) que evita la proliferación de bacterias.

En las conservas en vinagre (pickles, pepinillos o cebollas) se colocan las verduras en un medio ácido, generalmente vinagre o de vino, para su conservación, siendo el vinagre todo el líquido conservante. Si la verdura que se va a conservar tiene mucha agua impedirá una buena conservación. Por lo tanto, debe eliminarse su exceso dejando macerar con sal unas horas en el frigorífico, previo al envasado de la conserva. De esta forma, se detiene el desarrollo de Clostridium Botulinum disminuyendo la acidez (pH) y el agua disponible (por el agregado de sal) en la conserva.

Las conservas de frutas

Estas son: mermeladas, confituras, jaleas, en almíbar, purés o pastas de frutas.

Las confituras y las mermeladas todavía se realizan de manera tradicional en los hogares y se pueden conservar durante muchos meses si se mantienen una serie de precauciones. Con fruta también podemos elaborar compotas, jaleas, fruta en almíbar, purés y pastas de frutas.

En este tipo de conservas, las frutas tienen un pH inferior a 4,5, por lo que es imposible que la bacteria responsable del botulismo pueda desarrollarse. También el azúcar necesario para realizar estos productos (normalmente un kilo por cada kilo de fruta) es excelente para evitar posibles intoxicaciones, ya que se reduce la cantidad de agua, un elemento necesario para que proliferen ciertas bacterias y hongos. Si el azúcar se añade en proporciones inferiores, no actúa con la misma efectividad contra los microorganismos.

Una vez se introduce el producto en el envase hay que cerrarlo y meterlo en una olla a presión, un método seguro y sencillo para envasar al vacío. 20 minutos desde que empieza a salir vapor es más que suficiente para considerar lista la conserva. No podemos olvidar que hay que aislar los frascos del fondo de la olla.

Sin olla a presión se puede recurrir a un baño María. El tiempo necesario para que quede cerrado al vacío (aunque depende mucho del tamaño del envase y de la cantidad de producto que queramos conservar) suele oscilar entre una y dos horas desde que el agua comienza a hervir. Al final del proceso, no podemos olvidarnos de etiquetar cada envase de forma precisa con datos sobre el contenido, el peso, la fecha de envasado y el tipo de conserva.

En el caso particular de las frutas en conserva, en su mayoría poseen un pH inferior a 4,5, lo que hace que el Clostridium botulinum pierda importancia, ya que no puede crecer en este tipo de productos. A su vez, el agregado de azúcar en partes iguales a la fruta (por kilo de fruta, un kilo de azúcar), propio del proceso de elaboración de dulces, mermeladas y jaleas; favorece la disminución de agua disponible para los microorganismos; y de esta forma no se pueden desarrollar. Es importante aclarar, que los edulcorantes, al colocarse en proporciones mucho menores, no alcanzan a ser efectivas para ese fin. Luego de introducir la preparación en el frasco, como se mencionó anteriormente, es necesario cerrarlo, y someterlo a calor en olla a presión.

La olla a presión es considerado el método más seguro. Su uso permite una reducción del tiempo total ya que la temperatura alcanzará los 120ºC. Sólo 20 minutos desde que comienza a observar la salida de vapor son suficientes. En estas condiciones se llega a esterilizar completamente la conserva y se minimiza el riesgo de que aparezca Clostridium botulinum. (Recordar que debe aislar los frascos del fondo de la olla).

Si no dispone de una olla de este tipo podrá realizar un baño María en una cacerola con tapa. Aunque la recomendación en este caso, esté influenciada por el tamaño del envase y el producto envasado, se puede indicar que el tiempo de ebullición (100ºC) oscila entre una y dos horas

Hacer conservas en Casa

La necesidad de conservar los alimentos es tan antigua como el ser humano. Se pasaba por períodos de escasez y de abundancia sin poder controlarlos.

Debido a la necesidad de alimentos en las épocas de escasez, el hombre aprendió a conservarlos. La observación y la experiencia enseñaron que el frío los conservaba mejor. Ya en el neolítico, el hombre elegía la parte más fresca de su cueva como almacén. Con el fuego aprendió el ahumado y con el sol y el aire aprendió a secar su comida. El siguiente paso fue la fermentación. Se cree que fue en Egipto donde se empezó a fermentar el pan. La salazón y el ahumado ya se usaban habitualmente.

Es en 1809, cuando el francés Nicolas Appert da a conocer el método para elaborar conservas de larga duración. En 1862 Louis Pasteur definió el proceso de esterilización de los alimentos. Es a partir de este momento cuando la industria conservera no ha parado de desarrollarse y perfeccionarse.

Las técnicas más depuradas solo permiten su aplicación en el terreno industrial, como las radiaciones, liofilización, etc.; en otro sentido, gran parte de estos avances tecnológicos pueden adaptarse a nuestros hogares. En el proceso de elaboración de muchas de las conservas se pierden nutrientes, en especial las vitaminas por ser sensibles a la luz, el calor y el oxígeno. Pero ésta pérdida es casi la misma que sufren esos mismos productos cuando los preparamos de manera normal. Aún así, las conservas permiten mantener muchas vitaminas, proteínas y nutrientes de los alimentos. Al preparar las conservas de forma rápida, se evita que se pierdan muchos elementos nutritivos.

No obstante con las conservas tenemos la posibilidad de tomar productos fuera de temporada, por lo que su aporte nutritivo es interesante. No todas las vitaminas de pierden y las sales minerales se conservan casi totalmente en los jugos de cocción.

El verano es el momento idóneo para preparar mermeladas caseras o hacer conservas de pimientos, tomates, bonito… En esta época abundan alimentos de temporada que se encuentran sólo ahora en su punto, pero que se podrán seguir consumiendo durante todo el año si se conservan de alguna manera. No obstante, antes de ponerse manos a la obra conviene recordar una serie de precauciones para que el resultado final sea sabroso, sano y saludable.

Recipientes y otros útiles
  • Utilizar ollas, cacerolas y cazos acero inoxidable, cristal o porcelana. Evitando materiales reactivos como el aluminio.
  • No emplear cedazos de metal con la fruta ácida. Pueden afectar al color y al sabor de la conserva.
  • Evitare el uso de materiales artificiales para filtrar y secar la fruta: son preferibles los naturales, como la muselina sin blanquear, la estopilla o el cálico, que no alteran el sabor ni la calidad de la conserva.
  • Usar tarros de boca ancha, con bordes gruesos que resistan bien las altas temperaturas (100-114º). Los más aconsejables son los que tienen un anillo de goma o una tapa de vidrio o de metal sujeta al tarro por algún tipo de muelle o de clip sujetador. Asegurarse de que el cristal no está rajado ni desconchado.
  • Si se reutilizan tarros ya usados, asegurarse de que las juntas o gomas de las tapas siguen en perfecto estado. Reemplazando las tapas de metal si la capa de laca interior está desgastada o dañada. La laca protege a las tapas de los ácidos de la fruta.
Medidas de higiene
  • Lavar muy bien las verduras y frutas. No utilizar detergentes ni desinfectantes que destruyan la flora microbiana.
  • Mantener una escrupulosa higiene a la hora de manipular los alimentos: manos, ropa, pelo, utensilios, etc.
  • Antes del envasado, asegurar la eliminación de posibles gérmenes sometiendo a los vegetales a una cocción previa o escaldado durante 5 minutos.
  • Esterilizar los utensilios básicos (coladores, embudos, tenacillas, botes…) hirviéndolos en agua durante 15 minutos. Sacar los tarros sujetándolos por el cuello.
Etiquetado:

Tras esterilizar los frascos, los productos se deben etiquetar, indicando el contenido, el peso, la fecha de envasado y el líquido conservante en su caso (salmuera, vinagre, aceite, etc.).

Tiempo de conservación

Una conserva casera segura puede durar hasta un año, siempre y cuando el envase se mantenga cerrado y se almacene en condiciones, en las despensas o alacenas a temperaturas de ambiente frescas (por debajo de los 25-30ºC). Además, una vez abierto el envase, se debe guardar en el frigorífico y consumir preferentemente en el plazo de una semana

Este tipo de productos, bien elaborados y envasados, puede conservarse durante un año sin frío. Las condiciones ideales de almacenamiento exigen temperaturas medias, sin soportar más de 30º C, y lugares donde el sol no incida directamente sobre el vidrio. Una vez abierta la conserva, se guardará en la nevera y se consumirá en menos de siete días.

El tiempo transcurrido entre proceso y proceso (limpieza, cocinado, envasado) deberán ser cortos y recurriendo al frigorífico siempre que sea necesario. Utilizaremos frascos no demasiado grandes, preferiblemente de 500 cc.

No podemos olvidar tampoco que, para los productos en vinagre o salmuera, no se utiliza la esterilización, ya que el calor elimina vitamina E de las verduras y los aceites. La misma vitamina E es un excelente conservante. Los productos animales son más delicados a la hora de hacer conservas, ya que requieren procesos sanitarios más complicados. Lo mejor es olvidarse de conservas de carne o pescado y comprarlas en el supermercado.

Por último, mucho cuidado antes de abrir una conserva. Siempre desecharemos aquellas que no lleven fecha de envasado, que tengan alguna rotura o raja, o bien la tapa abultada, ya que suele ser signo inequívoco de actividad bacteriana.

Normas para una mejor conservación
  • Distribuir el alimento aprovechando la capacidad del bote y deje un espacio de un centímetro en el borde superior. Eliminar las burbujas que se hayan podido formar dando pequeños golpecitos. Limpiar el borde con un paño humedecido en agua caliente y cerrar el bote al vacío.
  • Esterilizar los botes llenos y cerrados para que los alimentos no se alteren con microorganismos. En una olla con un trapo en el fondo, introduzca los botes envueltos en trapos y cúbralos de agua hasta el borde, pero sin llegar a las tapas. En ollas abiertas: 30 minutos para las verduras y 60 para pescados. En ollas cerradas a presión, la mitad del tiempo.
  • Si se elabora mermelada y ésta contiene menos del 50% de azúcar, es necesario esterilizarla. Si el producto contiene más de dicha cantidad de azúcar, la esterilización no es necesaria, puesto que la sacarosa actúa como conservante.
  • Poner etiquetas en cada tarro con el nombre del producto y la fecha en que se preparó. Almacénelos en un lugar seco, fresco y oscuro, sin apilarlos y evitando que se puedan dar golpes entre ellos.
  • Recordar que aunque las conservas al vacío duran años, es mejor consumirlas antes de 12 meses desde su elaboración.
Notas y curiosidades:
  • Hasta hace relativamente poco el hombre no podía asegurar la disponibilidad constante de los alimentos. La observación y la experiencia le enseñaron que con ayuda del frío y otros métodos como el secado o el envasado podían conseguir que los alimentos aguantarán mejor el paso del tiempo.
  • A principios del siglo XIX se comenzó a estudiar el proceso por el que los alimentos se degradaban y las formas de retardarlo. Louis Pasteur observó que la acción de los microorganismos se podía frenar sometiendo a los alimentos a altas temperaturas durante la cocción y a un proceso de esterilización. Pero la cocción que precede al envasado no es igual para todos los alimentos.
  • Las verduras conservadas al natural. Se deben escaldar en agua hirviendo y después se sumergen en agua muy fría para que se endurezcan y evitar así que en las temperaturas intermedias se desarrollen microbios.
  • A las verduras que se van a conservar preparadas. Hay que añadirles después de cocinadas un poco de vinagre, pero sólo un poco. No se trata de alterar el sabor sino de preservarlas de la acción de los microbios. Después se envasan en caliente. Este es el caso de alimentos como el pisto o la salsa de tomate.
  • Para las conservas en aceite. El aceite es un aislante que evita el contacto del alimento con el aire. Por sí sólo, protege por un breve periodo de tiempo así que lo mejor es someter al alimento a otro proceso anterior. Se puede cocinar, salar o hervir con vinagre y después meter el alimento en aceite. Conviene compensar la merma que se producirá cuando éste comience a ser absorbido por la conserva.
  • En salmuera. En algunas conservas vegetales se usa la salmuera, es decir, una solución de agua y sal. La cantidad máxima de sal que admite un litro de agua es de 250 gramos, con lo que el punto de ebullición se eleva a 108 grados. Las verduras se pueden conservar hirviéndolas previamente en la salmuera, o escaldándolas y envasándolas con ella.
  • En vinagre. Las verduras que se quieran conservar en este líquido deben estar algo verdes para que, tras ser encurtidas, conserven una textura crujiente. Las cebolletas o los pepinos se pueden cocer directamente en el vinagre, pero los espárragos, por ejemplo, deben hacerlo en agua. Después se cubren con el vinagre, que estará concentrado por cocción y frío. Pasada una semana de maceración es recomendable volver a hervir el vinagre y, una vez frío, devolverlo al envase.
  • Las salsas. Para su correcta conservación deben hervirse siempre dos veces. Además, se envasan en caliente, nada más retirarlas del fuego, y se calientan de nuevo. Este proceso se hace con el envase invertido. Las especias se añaden o muy molidas o en una bolsita de tela que después se puede retirar.
  • La esterilización. Consiste fundamentalmente en someter al alimento al calor durante un determinado tiempo, aislándolo del contacto con el aire en un recipiente herméticamente cerrado. El calor debe ser tan elevado que en los procedimientos caseros sólo se alcanza con la olla a presión, y aún así tampoco es una garantía absoluta.
  • Tindalización. Lo mejor es recurrir a este proceso. Con él las conservas se esterilizan durante 45 minutos. Después se dejan enfriar a temperatura ambiente durante 24 horas, para volver a iniciar el proceso de esterilización. El calor al que se expone a los alimentos debe rebasar los 100 grados.
  • En el fondo de la olla hay que poner un paño de cocina con el que aislar los tarros. Se llena de agua hasta un tercio de su altura y se le echan dos cucharadas de vinagre, que evitaran que la olla se oscurezca. Al fuego, se deja que alcance los 80 grados antes de introducir los tarros que deberán estar llenos, cerrados, templados y separados entre sí por trapos.
  • Con la olla cerrada se deja que empiece a salir el vapor durante diez minutos, y después se ajusta la válvula al fuego. Así transcurrirá media hora antes de apagar el fuego y quitar la válvula. Antes de abrirla hay que dejar que durante unos minutos se enfríe a temperatura ambiente.
Se recomienda para cualquier caso:
  • Utilizar frascos pequeños (500 cc).
  • Que los tiempos «muertos» entre paso y paso del proceso sean cortos y transcurran en el frigorífico.
  • No consumir productos con la tapa del envase abultada (significa presencia de microorganismos), ni con roturas ni rajaduras, como tampoco aquellos que se desconozca la fecha de apertura para su consumo.
  • Evitar elaborar ni consumir conservas de origen animal, ya que por su naturaleza son más delicados de manipular, requiriendo mayores controles en su procesamiento.
  • En cuanto a las «conservas» de vegetales en aceite crudo y en vinagreta, no podemos usar la esterilización ya que el calor elimina la vitamina E propia del aceite, la que le confiere la capacidad de conservante.
  • Para estos casos, se deben guardar en el frigorífico y ser consumidas dentro de los 2 (dos) días siguientes a su preparación.

Siguiendo estos consejos habrá contribuido a elaborar y consumir una conserva casera con menor riesgo

Por último, el Código Alimentario Argentino (C.A.A.) define por Conservas de vegetales a todas aquellas elaboradas con frutas u hortalizas y cuyas materias primas satisfagan las siguientes exigencias:

A

  • Ser recolectadas en estado de sazón, antes de su completa madurez.
  • Ser frescas, entendiéndose como tales a las que no tienen más de 72 horas de recogidas hasta el momento de su elaboración, con excepción de las que se conserven en cámaras frigoríficas adecuadas, con temperatura, aireación y humedad convenientes para cada caso.
  • Ser sanas, es decir a la que está libre de insectos, parásitos, enfermedades criptogámicas o cualquier otra lesión de origen físico o químico que afecte su apariencia.
  • Ser limpias, entendiéndose como tal la que está libre de cualquier impureza de cualquier origen y extrañas al producto, adheridas a la superficie.

B

  • Las conservas elaboradas serán sometidas a la esterilización industrial.
  • El proceso de preservación o conservación de alimentos «artesanal» o «casero», requiere de los mismos principios y cuidados que los elaborados a nivel industrial. La gran diferencia radica en el volumen, las instalaciones, los equipos e instrumentos. Esto marca una limitación al momento de elaborarlos, especialmente en el proceso de la esterilización.